La teoría autoctonista afirma que el hombre americano se originó en nuestro continente como resultado de la evolución. El autoctonismo que fue planteado el siglo pasado por el argentino Florentino Ameghino, se vio favorecido por los estudios de Darwin sobre el origen del hombre.
También planteó una hipótesis sobre el origen del hombre americano y del mundo en general. Para él, los humanos habrían evolucionado en las Pampas argentinas, y desde este lugar habría migrado al resto del planeta. Este postulado sobre la hominización causó gran revuelo, cuando fue presentado en 1879 en el primer Congreso Internacional de Americanistas, realizado en París.
Ameghino planteaba que la cuna de la humanidad fue la Pampa argentina, en la era terciaria. La genealogía se originaba con un grupo de mamíferos planoangulados del periodo mioceno, que al desplazarse hambrientos por las llanuras, se vieron forzados a erguirse sobre sus extremidades posteriores para así explorar mejor el horizonte y ubicar sus alimentos, deviniendo en evolución lineal hasta llegar al Homo Pampeanus. Algunos estadios intermedios en su cuadro filogenético eran: el Tetraprotohomo, el Triprotohomo, y el Diprotohomo, hasta llegar al Homo pampeanus. Estos géneros se habrían difundido en primera instancia hacia Norteamérica y luego al Viejo Mundo en varias oleadas migratorias, cruzando supuestos “puentes intercontinentales” a fines de la era terciaria.
En 1908 el antropólogo checo-norteamericano Alex Hrdlicka rebatió contundentemente esta teoría autoctonista, rechazándola en base a nuevas evidencias. Fue Hrdlicka quien demostró:
a) Que los estratos geológicos donde encontró los restos óseos, no eran de la era terciaria; sino de la cuaternaria.
b) Que a fines del terciario no existían “puentes intercontinentales” que unieran América con el Viejo Mundo.
c) Que aquellos restos fósiles eran de monos americanos y felinos mezclados con huesos de humanos recientes.
También planteó una hipótesis sobre el origen del hombre americano y del mundo en general. Para él, los humanos habrían evolucionado en las Pampas argentinas, y desde este lugar habría migrado al resto del planeta. Este postulado sobre la hominización causó gran revuelo, cuando fue presentado en 1879 en el primer Congreso Internacional de Americanistas, realizado en París.
Ameghino planteaba que la cuna de la humanidad fue la Pampa argentina, en la era terciaria. La genealogía se originaba con un grupo de mamíferos planoangulados del periodo mioceno, que al desplazarse hambrientos por las llanuras, se vieron forzados a erguirse sobre sus extremidades posteriores para así explorar mejor el horizonte y ubicar sus alimentos, deviniendo en evolución lineal hasta llegar al Homo Pampeanus. Algunos estadios intermedios en su cuadro filogenético eran: el Tetraprotohomo, el Triprotohomo, y el Diprotohomo, hasta llegar al Homo pampeanus. Estos géneros se habrían difundido en primera instancia hacia Norteamérica y luego al Viejo Mundo en varias oleadas migratorias, cruzando supuestos “puentes intercontinentales” a fines de la era terciaria.
En 1908 el antropólogo checo-norteamericano Alex Hrdlicka rebatió contundentemente esta teoría autoctonista, rechazándola en base a nuevas evidencias. Fue Hrdlicka quien demostró:
a) Que los estratos geológicos donde encontró los restos óseos, no eran de la era terciaria; sino de la cuaternaria.
b) Que a fines del terciario no existían “puentes intercontinentales” que unieran América con el Viejo Mundo.
c) Que aquellos restos fósiles eran de monos americanos y felinos mezclados con huesos de humanos recientes.
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